viernes, 1 de junio de 2012

Mi desierto


 La barca en la que navego no avanza. El mar de arena por el que voy impide que así suceda. Las lágrimas se cristalizan al salir de mis ojos, ahondando más los cimientos de la impávida extensión por la que deambulo sin rumbo fijo. Mi corazón, hecho papel y lapicero, bombea  una tinta triste y oscura, que pudre mis sentidos, y no me deja atisbar un horizonte claro hacia el que dirigirme. Mis manos tratan de remar, pero al tocar los remos se desvanecen cual humo. Un humo perverso, desdentado y yonki. Mi sangre trata de abrazarse a la esperanza, pero al tocarla se hace costra. Visto el cartel de bienvenida del páramo hostil y solitario en el que se ha convertido la vivienda de mi conciencia, decido acurrucarme en un rincón de mi embarcación, tratando de hacer menos doloroso el trayecto, intentando refugiarme entre unos brazos asfixiantes y nicotínicos, que adormecen mi ser y parecen ayudarme hasta que pase la tormenta de mi desierto particular.

 Sin embargo, el jocoso Sol del futuro, se ríe de mí y abrasa mis entrañas, creyéndose inalcanzable y todopoderoso. Entre el dolor y las quemaduras, alzo una mano, haciendo ademán de acariciar su brillante silueta, quemándome más y más. A pesar de ello, reflexiono y pienso "¿Qué más puede perder un hombre sin alma?"; "¿La vida quizás?""Pero… ¿Qué es la vida sin alma?". El dolor no importa ya. Una vez superado el umbral de la indecencia, nada más puede rendirse a la inclemencia del abandono. Con esta idea por bandera, me levanto y salto fuera de mi bote, quebrado y carcomido por penurias pasadas. Penurias que debo dejar atrás, junto con mis pútridos sentimientos. Aferrarse al pasado no cambiará el presente.

 Ahora puedo ver claramente el oasis hacia el que debo encaminarme. El Sol huye despavorido en esa misma dirección, tratando desesperadamente de besar las comisuras de MI desierto. Desierto por el que ahora puedo caminar veloz y decidido, comiéndole terreno al futuro, con el mero propósito de alcanzarlo y cambiar las tornas, haciendo que él se rinda ante mí.
 Que comience la carrera.

1 comentario:

  1. "Mi corazón, hecho papel y lapicero, bombea una tinta triste y oscura, que pudre mis sentidos, y no me deja atisbar un horizonte claro hacia el que dirigirme."
    WHOOOOAA!!!

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